¿Quién es Madre Alberta para ti?

Nuestra verdadera esencia, como educadores y como cristianos, está en la relación. No podemos sobrevivir aislados. No somos autosuficientes ni podemos aspirar a pasar por el mundo como si viviésemos en universos paralelos. Tampoco somos perfectos. Necesitamos a los demás como agua de mayo: con ellos buscamos construir conexiones emocionales y sociales de valor, que nos ayudan a obtener conocimiento, sabiduría, a construir identidad y propósito. En resumen, con los demás vamos formando una forma de ser y de actuar en este mundo. Esta construcción es una labor de presente, pero también requiere del arte de saber conectar con nuestro pasado, para impulsarse con esperanza hacia el futuro. Leer, reflexionar y aprender sobre el testimonio y vida de grandes hombres y mujeres, que se dedicaron a luchar en cuerpo y alma por un mundo mejor, nos motiva a seguir su ejemplo.

Con estas premisas, ¿quién es Madre Alberta para ti? ¿Qué te llama la atención de ella? Para unos, es su capacidad para afrontar y superar el sufrimiento y las pruebas a las que fue sometida en vida. Para otros, su apuesta por una educación transformadora y de calidad. Se la alaba por su fe, por una confianza en Dios y en la Iglesia a prueba de bombas. ¿Y qué decir del haber sido madre, esposa y luego religiosa? También llama la atención a muchos, hoy día. Las respuestas no son únicas, tampoco los acentos con los que se expresan en función del país, del momento histórico y de nuestra propia sensibilidad. Pero tenedlo claro: mientras esta pregunta siga siendo significativa y generando debate y familia, habrá Pureza de María. Alberta Giménez perdió a su marido y a sus cuatro hijos, pero fue capaz de construir una familia aún mucho mayor, que perdura, crece y evoluciona.

El Papa Francisco nos recordó hace tres años, en el mensaje para la XXV Jornada Mundial de la Juventud, que hoy día. « a menudo, hay ‘conexión’, pero no comunicación. (…) En una cultura que quiere a los jóvenes aislados y replegados, hagamos circular esta palabra de Jesús: ‘¡Joven, a ti te digo, levántate!’ (cf. Lc 7,14)».

«Hay que levantarse, soñar y comprometerse, como dice el Papa y vivió Alberta Giménez»

«Este ‘Levántate’ significa también ‘sueña’, ‘arriesga’, ‘comprométete para cambiar el mundo’. Enciende de nuevo tus deseos, contempla el cielo, las estrellas, el mundo a tu alrededor. ‘Levántate y sé lo que eres’. Gracias a este mensaje, muchos rostros apagados de jóvenes que están a nuestro alrededor se animarán, y serán más hermosos que cualquier realidad virtual», nos dice Francisco.

Alberta Giménez y generaciones de familias y religiosas de nuestras comunidades de Pureza de María han respondido a esta llamada de la Iglesia y de la sociedad, se han atrevido a soñar y a comprometerse. No han vivido desde la superficialidad. No se han conformado en parecer vivos cuando, en realidad, están muertos por dentro. El compromiso, el ejemplo y la fuerza de Alberta y de sus primeras compañeras nos ha llevado a saltar regiones, países y continentes, tanto geográficos como virtuales. Ir de Manacor a Ontinyent. De Tenerife a León. De Kafakumba a Bucaramanga. También sabemos cambiar la tiza y el papel por Instagram y Tiktok. Cuando hace falta, hemos cambiado el pupitre por la bata de médico. Ahora, aprendemos y ayudamos a formar nuevas generaciones de enfermeros y enfermeras. ¿Dónde queréis llegar? La respuesta depende de vosotros.


Xiskya Valladares. Doctora en Comunicación. Licenciada en Filología Hispánica y Másteres en Periodismo y Dirección de Centros Educativos

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