TIC: revolución continua

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Este diciembre se cumple el 90 aniversario del  fallecimiento de una innovadora en educación, Madre Alberta Giménez. Muchas cosas han cambiado de 1922 a 2012. Una cosa no: la pasión por innovar se mantiene, ha adoptado nuevas formas. La revolución que supone desde la década de los 90 la introducción en la escuela de la Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) ha puesto sobre la mesa la necesidad de replantearse estrategias y metodologías.

Incluso lo más básico: el papel del maestro y del alumno. Es la  revolución permanente. El mismísimo libro de texto impreso, rey durante cientos de años en las aulas, está amenazado por su versión digital. En 2015, Corea del Sur prevé completar la transición al libro digital (ver este reportaje de la BBC). Estados Unidos el libro digital ha entrado con fuerza y quiere e-books en manos de cada alumno para 2017 (ver artículo en el Huffington Post y una referencia en español en este blog vasco).

Y además de todo esto, portátiles, netbooks, redes sociales, Web 2.0, pizarras digitales, proyectores, Internet sin cables y banda ancha, tablets, smartphones, videoconferencias, podcast…el aluvión de tecnologías con aplicaciones educativas es continuo. ¿Cómo reaccionar ante esta oleada de cambios? Para Jordi Adell, director del Centro de Educación y Nuevas Tecnologías (CENT) y profesor en la Universidad Jaume I de Castellón «hay que hacerlo con la mente muy abierta. Y pensar más en la innovación pedagógica que en la tecnológica».

«Se ha invertido mucho en software y cachivaches, y poco en formación. Incluso se ha invertido en mala formación. No hemos invertido lo suficiente en capacitación tecnológica del profesorado. De hecho, utilizamos un 10% de las posibilidades que nos ofrecen las TIC».
«Nuestra situación es singular», establece Miquel Àngel Prats, profesor de Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación en la Universidad Ramon Llull, de Barcelona. «Hemos vivido una época de muchos proyectos TIC, como la Escuela 2.0 en la red pública, se han invertido muchos recursos, que a su vez han hecho aflorar las deficiencias. Primero, la conectividad del país (infraestructuras).

Segundo, la alfabetización digital del profesorado». Prats destaca que es cierto que los niños y niñas de hoy «son nativos digitales. Entienden la lógica tecnológica, y tienen ordenadores y móviles. Pero no saben estudiar o trabajar con ordenadores, sacarles verdadero rendimiento. Pueden conectarse con su netbook a una red wi fi, hablar con sus amigos en Facebook pero les cuesta seleccionar información, clasificarla y categorizarla». Por tanto, hay mucho trabajo para el profesor en la era digital.

Adell es de la opinión de ser abierto: «redes sociales en el aula, sí, para aprender de otra manera. Tiene que haber límites, pero límites bien pensados. Que los límites no coincidan con la falta de conocimientos del docente y con sus miedos. Si los límites se establecen así, mal». Lara Fuster, profesora de Informática en ESO y Bachillerato en Madre Alberta, en Mallorca, ha comenzado a introducir el uso de Edmodo, red social educativa, y su experiencia «ha sido muy buena. Ver estudiar matemáticas y compartir conocimiento en red con más de 20 estudiantes al mismo tiempo es una experiencia pedagógica fantástica». En Madre Alberta se está introduciendo el portátil por alumno: el año pasado, en 5º de Primaria, y se extenderá en breve a 1º y 2º de ESO. Entre sus proyectos, introducir Espurnik, un sistema de aula virtual.

En Bilbao, Pureza de María acaba de participar en un proyecto piloto con financiación del Ayuntamiento con otros 4 colegios (públicos y concertados) para formar a sus estudiantes de 3º de ESO en los beneficios y riesgos de las redes sociales. La iniciativa, desarrollada por la asociación Pantallas Amigas, ha formado 25 cibermanagers que han contado lo aprendido a 5º de Primaria y a los padres de estos niños. «Se trata de darles consejos básicos: no compartir contraseñas con amigos, pedir permiso a los amigos si cuelgas fotos en Facebook, que tengan cuidado con quienes quieren captar datos de sus padres… Porque utilizarlas, ya sabemos que lo hacen», relata Carmen Querol, rp.

«Nuestras ideas como docentes con las TIC deben evolucionar. También las escuelas, que tienden a funcionar como islas, autónomas. Las tecnologías permiten compartir. ¿Se imaginan a miles de profesores compartiendo con sus compañeros las actividades que mejor resultado les han dado? ¿Se imagina el salto que se daría?», explica Adell, para quien «lo peor que se puede hacer es querer domesticar las TIC, usarlas para hacer lo mismo, de la misma manera que antes». También llama a tener en cuenta «todos los lenguajes, no sólo el textual, también el audiovisual» a la hora de trabajar en el aula.

Más ‘software’ libre

Este doctor en Ciencias de la Educación señala que hay que ser prudente en la estrategia de inversión en TIC. «La industria tecnológica innova a un ritmo que no puede seguir la educación, y finalmente, lo que quieren es que compres sus productos. La única manera de controlar la obsolescencia del hardware es el uso de software libre».

Precisamente ésta es la opción que tomaron hace seis años en Pureza de María Santa Cruz, como relata Fernando Lemus, coordinador TIC del centro. La transición comenzó en Secundaria y ahora 3 de las 4 aulas de informática están equipadas con la distribución Linux Ubuntu, que también se halla en los netbooks de los profesores. «Llegó el momento de renovar nuestras licencias. Si las comprábamos, eran 13.000 euros. Si las alquilábamos, unos 6.000. La opción por el software libre se tomó con naturalidad. Al principio hubo resistencias, pero ahora todos trabajan aprovechando lo que tenemos». Ahora, en vez del Office de Microsoft, trabajan con Open Office. Para retoque fotográfico, Gimp…y así con los equivalentes libres de todos los programas.

En opinión de Miquel Àngel Prats, hay que tener en cuenta «que las TIC no son sólo herramientas. Son espacios y nuevos lenguajes, con grandes potencialidades sociales. Por ejemplo, ver televisión con Twitter al lado es una experiencia muy diferente. Hemos dado un paso adelante en la modernización de las aulas, pero también hay que darlo en la modernización de metodologías didácticas». Sin cambios en las formas de enseñar, introducir tecnología en el aula no tiene por qué ser ni innovador, ni productivo, ni positivo.

Programación

En Panamá, la responsable del departamento de Informática, Giselle B. de Franco, señala que desde 2005 se decidió que las TIC podían apoyar otras asignaturas, iniciando este tránsito en Matemáticas e Inglés, donde se usa el programario de Rosetta Stone. Desde Primaria han incorporado al currículo clases de Programación (en 2013, Java), gestión de bases de datos, diseño web y computacional, etc.

Aprender programación «no sólo les sirve para ser informáticos. Es una disciplina que permite ampliar  nuestro pensamiento lógico-matemático».

Sobre los materiales, De Franco agrega que «los docentes diseñamos nuestro material académico. Los libros son muy costosos». Cuentan con 5 aulas. Los laboratorios de Tecnología existen desde la fundación del colegio, en 1996.

La coordinadora TIC en el Colegio Cid (Valencia), Mari Carmen Velasco, señala que en la estrategia que han usado en el centro «ha tenido mucha importancia la formación del profesorado en su manejo. Comenzando por los básicos, de ofimática, pero siguiendo por los de diseño de blogs para Secundaria y Bachillerato, y los de manejo de la pizarra digital».

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