Enseñar inglés o en inglés

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En clase de inglés, Jaimito pregunta: «Señorita, ¿qué quiere decir nothing?». «Nada». «Bueno… algo querrá decir, ¿no?» Este chiste malo es una buena metáfora de una situación tan reconocida que es motivo de parodia: en España nuestro nivel de inglés (y en muchos países donde está presente La Pureza) se halla por debajo de la media (ver resultados por países de los exámenes de Cambridge o el índice EF-EPI). No es por no haberlo estudiado en la escuela, sino porque no se llega a un nivel para entender y hacerse entender. Mucho menos para pasar una entrevista de trabajo en esta lengua. En España, un 98,4% de los estudiantes de Primaria cursan ya inglés, un 70,1% en Infantil (ver Las Cifras de la Educación en España).

Y a pesar de todo, hay motivos para el optimismo. Los resultados, como todo en educación, a largo plazo: a diez, quince o veinte años vista. Cuando los niños y niñas de hoy se conviertan en los hombres y mujeres del mañana. «Creo que estamos haciendo grandes avances en los últimos años», relata Elena Bañares, vicepresidenta de la asociación de profesores de inglés Tesol-Spain. Para Adolfo Martínez, coordinador del proyecto BEDA de escuelas bilingües (con 210 centros en Madrid, 49 en Castilla La Mancha, 23 en Murcia, 11 en Andalucía y 4 en Canarias) «hasta hace poco se ha primado la gramática y la sintaxis del inglés, y lo que nos fallaba era la soltura en la conversación y la pronunciación. La parte oral». Pero esto tiene solución: el cambio de métodos de enseñanza, un aumento de formación del profesorado y varias recetas que ya son bien conocidas por los expertos: aumento de horas lectivas en inglés (no sólo la asignatura de lengua inglesa), introducción de auxiliares de conversación y actividades escolares y extraescolares usando este idioma.

Pero al principio, «metodología, metodología y metodología», explica Bañares: «Parte del problema lo veo en que se sigue enseñando a los profesores como si la escuela fuese la misma de hace 70 años: el profesor haciendo una clase magistral y el alumno quieto en su silla. No se trata sólo de saber inglés. Hay que saber enseñar, que es diferente». Opinión con la que que coincide en Mallorca Montse Fuster, directora del departamento de Inglés en ESO y Bachillerato de Madre Alberta: «Hay que saber enganchar a los alumnos. Aprender un idioma les tiene que ilusionar. Luego, una formación profesional constante y una planificación realista en el centro». Para Vanessa Morato, directora del departamento de Inglés y encargada del proyecto lingüístico trilingüe de Pureza de María Bilbao «fue muy importante la introducción en la escuela de auxiliares de conversación. Con ellos, los alumnos cambian el chip. Pierden vergüenza de equivocarse. Con el profesor siempre está el excesivo miedo a que les riña». Hay auxiliares una hora a la semana de 1º a 3º de Primaria, y de 1º a 4º de ESO. En Infantil se dan dos horas semanales y Plástica y Música se imparten en el idioma de Shakespeare. En el primer ciclo de Primaria, Informática también es asignatura en inglés. En el segundo ciclo de Primaria, además, hay una semana de proyectos interdisciplinares en inglés… De 1º a 3º de ESO se trabaja en grupos atendiendo los diferentes niveles de los alumnos, etc…

El sistema es bueno, pero Moreta ya está planteando su mejora, en un proyecto integral con euskera y castellano: «Debemos enseñar la lengua con fines comunicativos, es decir, lo fundamental no es saber sobre la lengua, sino saber usarla. Por tanto, la metodología debe estar basada en actividades comunicativas y contextualizadas. Esto no quiere decir que lo que hacemos esté mal sino que hay que mejorarlo».

En el colegio Sagrada Familia de Granada y en Cid han introducido el método AMCO para enseñar inglés, de origen estadounidense y basado en las inteligencias múltiples. En este caso, sin auxiliares de conversación. «La fortaleza del éxito en enseñar inglés reside en el maestro. Lo que nos convenció de esta metodología es la asesoría que ofrecen. Nos visitan una vez al mes para comprobar que estamos aplicándolo correctamente», relata Karla Toruño, rp. El sistema también implica a los padres, porque los alumnos vuelven a casa semanalmente con un CD de prácticas de fonética, cuyo resultado deben controlar. Se procura que la enseñanza sea divertida, realizando juegos y actividades. También están atentos en la selección del profesorado a este punto: «Hay dos entrevistas: una en castellano y otra en inglés. Y se les pide que preparen una clase en cada uno de estos idiomas». Quien muestra más soltura es el elegido, «porque el tiempo se debe invertir en cómo enseñar».

Beatriz París, psicóloga y coordinadora de AMCO en Cid (Valencia), señala la importancia de una evaluación externa. Cid y Granada han solicitado convertirse en centros examinadores de Trinity. En Madre Alberta planean, de forma voluntaria, pasar el First Certificate. «Pasar de una estrategia tradicional a una que prima la parte oral ha sido básico para mejorar el nivel», explica. «Hay que innovar. Nosotros utilizamos en Primaria la fórmula del Reto de la Semana. Implicar a la familia, usando en casa fórmulas y frases en inglés que hemos aprendido previamente en la escuela». Muchos de los entrevistados señalan que sería bueno unificar el nivel de inglés que se exige al profesorado (ver este artículo de los autores del estudio La acreditación del nivel de lengua inglesa en las universidades españolas).

Magdalena Nicolau, profesora de inglés en Magisterio y Comunicación Audiovisual del CESAG, manifiesta «la importancia de tener atención a los detalles, al contexto. Si queremos que nuestros hijos hablen inglés y entiendan bien lo que se les dice, aprendamos de otros países con mejor nivel que el nuestro. En ellos, el cine es en versión original, con subtítulos ¿Por qué no subtitulamos en vez de traducir a dirigentes extranjeros en nuestros medios de comunicación? No hay soluciones milagrosas». Éste es un tema importante, en un estado donde existe una fuerte preferencia del público por la versión doblada (un estudio de la empresa Fundacc en Cataluña señalaba que sólo 2 de cada 10 espectadores prefiere la película en versión original subtitulada (VOS). La inexistencia de vías milagrosas es tan obvia como lo son las alternativas a la escuela para aprender o mejorar inglés.

Algunos centros de la red de Pureza de María lo integran en su oferta o lo tienen en estudio. Desde extraescolares de inglés y en inglés, a grupos de conversación, campamentos de inmersión lingüística, estancias en el extranjero a partir de los 12 o 13 años, o la participación en proyectos internacionales donde la lingua franca de alumnos y profesores para comunicarse es el inglés, como es el caso de Comenius. O Erasmus a nivel universitario. Cada verano salen de España 140.000 jóvenes para estudiar idiomas, según datos de la Asociación Española de Promotores de Cursos en el Extranjero (Aseproce), la mayoría a Gran Bretaña e Irlanda. Este año, unos 200.000.

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