Lucio Adrián Ruiz: «El rol del Papa en internet no es reemplazar a todos los párrocos, obispos y monjas. La iglesia la hacemos todos»

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Su departamento gestiona la presencia en redes sociales del Sumo Pontífice. Ruiz advierte contra la tentación de identificar éxito en Internet únicamente con cifras: «La evangelización y el mensaje mismo que transmitimos no pueden ser solo numerizados».

¿Qué estrategia siguen para cada red social en la que está presente el Papa?
Son muy distintas, porque el objetivo también lo es. Twitter es una red más masiva: casi 40 millones de seguidores del Papa, en nueve idiomas, es un número muy grande… No puede ser de temática demasiado ‘localizada’, sino que tenemos que seguir la problemática mundial. Uno trata de poner en sintonía todo el pueblo de Dios en el mundo. En Pascua, en Navidad, se tiene esa posibilidad de hablarle de cerca al pueblo de Dios, lo va acompañando de esa manera. A veces, se tuitea menos, o con más mensajes, depende. Por ejemplo, por la Jornada Mundial de la Paz, se va construyendo un mensaje a lo largo del día, a partir de pequeños tuits. Esa es la estrategia para una red social que es muy grande. Distinto es Instagram, que es más pequeña. Es una presencia, una relación con el Santo Padre más íntima. El primer Instagram del Papa (nota de la redacción: fue en 20216) fue: «Empiezo este nuevo camino para caminar con ustedes caminos de Ternura y Misericordia». Y se ha mantenido así, en ese clima de fe, de intimidad, donde la gente le pide oraciones. Ponemos muchas imágenes que manifiestan la ternura de Dios en la vida del hombre, de cercanía. La idea detrás de Instagram es involucrar a la gente en un proceso de amor, de espiritualidad. Y eso se percibe en las respuestas…

¿Cuándo contestará el Papa a mensajes en las redes sociales?
El sentido (de no hacerlo) es este: si vos escribís al Papa, vos querés que te responda el Papa. Teniendo seis, diez, 35 o 40 millones de usuarios, creo que es razonable pensar que ninguna persona en el mundo puede creer que el Papa se puede poner. Dejaría de serlo, se convertiría en un secretario de respuestas… Si el Papa no puede responder, y es evidente que no puede… Entonces, tendríamos que dar (este trabajo) a una legión de secretarios y de colaboradores que respondiesen… y esa no es la idea de Iglesia. La red del Papa, la red de la Iglesia, son los sacerdotes, son las religiosas, son los catequistas…. Si tenés un problema, la respuesta que vos necesitás es una respuesta cercana, que te toque el corazón. Esa cercanía tiene que dártela tu obispo, tu párroco, tu catequista, los religiosos… Esa es la red, porque la Iglesia la hacemos todos. La riqueza de la Iglesia es sacramental, es presencia, es carne. Cuando vos tenés un problema, necesitás la carne: la carne de tus padres, la carne de tus sacerdotes, la carne de tus religiosos, de tu obispo….

Y eso no se puede sustituir…
¡Exactamente! No se puede, no se debe…. Como el niño necesita la carne, la caricia de su madre. Por eso, el Verbo se hizo Carne. Y eso es importantísimo en la historia de la Iglesia. Siempre tenemos que hacernos carne. Porque el amor y el dolor solo se resuelven con presencia. Por eso, Dios se hizo carne.

¿Cómo medís la eficacia, el éxito, de vuestras acciones en Internet?
Para nosotros, el tema del éxito es una cuestión a manejar con mucho cuidado. Las empresas están acostumbradas a igualar éxito con números, y números grandes… porcentajes y comparaciones (con periodos anteriores). Nosotros no nos podemos manejar así, porque la evangelización y el mensaje mismo que transmitimos no puede ser simplemente numerizado. No es que no numericemos y controlemos con estadísticas. Lo que tiene todo el mundo (para analizar estadísticas) lo tenemos. Pero ese no es el único patrón (para actuar). El patrón posibilidad y necesidad es también una parte importante de la ecuación para nosotros. Por ejemplo, lo que se pueda hacer para África, para Asia, para alcanzar los países donde la religión es perseguida, donde no existe libertad religiosa… Allí no podés tener como parámetro el número. Tienes que hacerlo, sí o sí. Si puedes evaluarlo bien, y sino, con la fe. Es decir, si los cristianos son perseguidos y puedes llegarles con la radio, o de alguna otra manera, para darles algo… Sí, el coste (económico) puede ser muy alto, pero el coste más alto es el de la vida de los que están viviendo allí el cristianismo.

Hay muchas batallas en la red entre católicos ‘tradicionales’ y ‘progresistas’. ¿Qué papel le toca ‘jugar’ al Vaticano a este respecto?
Gracias a Dios, hay distintas formas de ver y de vivir. Y eso, ¿por qué gracias a Dios? Porque eso permite el equilibrio. Si todo en la vida fuera azul o rojo, no existiría el arcoíris, no existirían los diferentes colores. Lo importante es que todos armemos el mosaico, la realidad compleja y completa de la catolicidad. El problema es cuando alguno quiere imponer de manera absoluta el propio pensamiento: ahí se arman los problemas serios. ¿Las grandes herejías en la Iglesia qué fueron? Verdades que se separaron del conjunto. Hay que ser incluyente. La realización de la fe en la historia es una realidad compleja.

 

¿Cómo gestionáis o estudiáis los mensajes que os envía la gente? ¿Le llegan al Papa??
Eso lo hace un staff de personas que monitorea. Cuando hay algunos especiales, sí se los llevamos al Papa, para que él lo sepa y los lea. Sobre todo, una cosa que siempre hacemos, es contarle los pedidos de oración. Él no puede responder directamente… pero sí puede rezar. Esa es su manera de responder: conociendo y orando. Recuerdo hace unos años… Se publicó en Instagram una imagen del Papa Francisco acariciando a una señora en un hospital, bendiciéndola. Un señor respondió y dijo: «esta bendición se la llevo a mi esposa. Le pido que rece por ella, porque tiene cáncer de útero». Le llevé esa respuesta al Papa y a él le llegó mucho. Dijo: «Lucio, ¿por qué la gente pone cosas tan íntimas, tan profundas, en medio de millones de otras personas?». Respondí: «Padre Santo, es que la gente no escribe delante de millones de personas, le escribe directamente a usted. Encontró una manera de pedirle algo, de corazón a corazón». Seguidamente, sin decir nada, agarró un cartoncito pontificio, de los que tienen su logo, y escribió. El mensaje aún circula en la red: «A ti, que desde la gran comunidad digital me pides bendiciones y oración, quiero decirte: tú serás el don precioso en mi oración al Padre. Y tú, no te olvides de rezar por mí, para que sea siervo del Evangelio de la Misericordia». Fue algo que me tocó mucho. Él también se sintió tocado: respondió desde el corazón, en el centro exacto de lo quieren ser las redes sociales (…). Al publicar eso, la reacción fue muy fuerte… Que el Papa te diga que serás mi tesoro precioso en la oración de cada día… ¡Wow!

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