La felicidad está en el encuentro

Un antiguo proverbio chino dice: Para que tú puedas beber vino en una copa que se encuentra llena de té, es necesario primero tirar el té, y entonces podrás servir y beber el vino. Limpia tu vida, comienza por las gavetas, armarios, hasta llegar a aquellas personas del pasado que no tiene más sentido que sigan ocupando un espacio en tu mente. Para disfrutar de la riqueza de la sociedad, es necesario vaciarte de tu egoísmo. 

¿Individualismo o egoísmo? En realidad, el egoísta es la persona que se ama sin medida, de tal manera que no es capaz de atender las necesidades del prójimo y llega hasta a prescindir de él, o incluso a utilizarlo. Pero hoy a eso le llamamos individualismo. Parece que nos gusta cargar de sentido semántico negativo todas las palabras con sufijo -ismo. El individualismo también es una tendencia sociológica que da primacía al individuo frente a la comunidad. Esto no siempre tendría que ser malo. Pero individualismo también es la tendencia personal a obrar siempre según la propia voluntad. Y esto ya sería difícil que fuera bueno.

El egoísmo tiene más que ver con el narcisismo; el individualismo, más con el autoritarismo. Pero ambos coinciden en su falta de empatía, actúan buscando solo el bien propio y no les importan nada los demás. ¿Colaboramos con una sociedad más individualista o egoísta? La verdad es que buscar la felicidad en uno mismo acaba siendo siempre un lugar equivocado para encontrarla. Nuestra fundadora, Alberta Giménez, lo decía de otro modo: «Labraremos nuestra felicidad a medida que labremos la de los demás».  

[pullquote]Si no te llenas, no podrás dar nada. Y para llenarte, necesitas soledad y silencio[/pullquote]

Y eso no significa que mi felicidad dependa de otra persona. Eso sería dependencia. No puedo ser auténticamente feliz en el egoísmo o en el individualismo, sino en el don desinteresado de uno mismo. Y eso está más que probado en todos los siglos del cristianismo: «Es más feliz el que da que el que recibe». Es en el encuentro de las personas donde surge la felicidad.

Pero la sociedad actual nos obliga a ser individualistas. Nos lo venden camufladamente por todas partes. Tener más, una mejor posición social, más prestigio, más poder, más yo. Siempre hay un engaño sutil en todo eso. Sin embargo, falta atención plena para descubrirlo y silencio para detectarlo. Pero apartarse de la comunidad para estar en soledad podría ser individualismo o egoísmo. No es posible dar algo de lo que no estamos llenos. Si el individuo no se llena, se vacía. Y para llenarse es necesaria la soledad y el silencio. Por eso defiendo que no todo individualismo es negativo. Si no te cuidas, no podrás cuidar a nadie. Si no te llenas, no podrás dar nada. Si no eres feliz, no contagiarás felicidad. Es ley de vida. La copa de té ha de vaciarse para poder tomar en ella vino.

Por ejemplo, la persona con baja autoestima, no tiene facilidad para darse desinteresadamente. Quien tiene sanos niveles de autoestima, sabe mejor donarse gratuitamente. Jesús lo dejó claro: «Ama al otro como a ti mismo». No dijo «en lugar de ti mismo». Su vida fue un darse, pero primero se llenó 30 años en silencio en un pueblo perdido de Galilea llamado Nazaret. Las palabras, al final, solo son un medio para transmitir nuestras ideas. Lo importante es ese don desinteresado de nuestra individualidad.


Xiskya Valladares. Doctora en Comunicación. Licenciada en Filología Hispánica y Másteres en Periodismo y Dirección de Centros Educativos

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