Claudia García: ¿Dónde está tu hermano?

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Foto: Teddy Kelley de Unsplash

El hombre es un ser relacional por naturaleza, por lo tanto, está en su esencia misma la capacidad de afinar la mirada e identificar las necesidades y los sufrimientos de los demás que están a nuestro alrededor, tendría que salirnos casi tan natural como la respiración; pero vivimos una época en la que esto no es tan evidente; prima la individualidad, la búsqueda del propio beneficio sin importar la voz que resuena en nuestro interior: «¿Dónde está tu hermano?». No nos vemos ni nos sentimos hermanos.

El papel de los educadores ha cobrado una gran importancia, especialmente en Latinoamérica donde se palpan más intensamente las injusticias sociales, realidades que se convierten en un llamado urgente a todos los implicados en este campo de la educación por la gran responsabilidad que Dios ha confiado a nuestras manos. No solo hemos de enseñarles conocimientos, sino también valores, ayudarles a descubrir su capacidad para la trascendencia para que en un futuro, el conjunto de todo esto, les haga ser mejores personas y adquieran un compromiso social: constructores de igualdad, paz, justicia, que construyan una sociedad mejor y se haga realidad el sentido de fraternidad que todos los hombres llevan inscrito en su ser más profundo. Nuestro compromiso se ha visto reforzado y alentando por las palabras del Papa Francisco en la reciente Jornada Mundial de la Juventud en Panamá: «Sin educación es difícil soñar el futuro… Solo lo que se ama puede ser salvado, puede ser transformado».

Esto exige en todos una coherencia de vida, lo que decimos y enseñamos ha de corresponder a la forma en que vivimos. Esta responsabilidad no solo corresponde a los que están al frente de centros educativos. También es incumbencia de la familia: es ahí donde aprendemos a convivir, a compartir con otros; y a través del diálogo, resolver las diferencias.

Todo lo bueno que vamos sembrando en los niños, en los jóvenes y en las personas que entran en contacto con nosotros, va germinando casi sin hacer ruido, pero es que ése es el modo de Dios, el silencio… y desde ahí va haciendo su obra. Apostemos por una sociedad diferente, por un mundo diferente, en el que todos vivamos y nos sintamos hermanos, y es la manera en la que podremos dar respuesta a la pregunta: ¿Dónde está tu hermano?

CLAUDIA GARCÍA, rp, es Diplomada en CC. Religiosas y Magisterio Ed. Primaria y Profesora en Pureza Bogotá

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