Begoña Portilla: Vivimos un mundo plural

Vivimos un mundo plural. La fe se vive hasta el fanatismo o, sencillamente, no se vive. La fe va desde la adhesión al diablo hasta la mezcolanza abigarrada de las procesiones de Semana Santa, desde el grito de la Iglesia por una nueva evangelización hasta las caricaturas groseras, la blasfemia o la inmolación del kamikaze, pasando por el indiferentismo, la hipocresía o la actitud narcisista de quien se adora a sí mismo.  Podríamos seguir. 

¿Creer hoy? ¿Cómo? ¿En quién? ¿En qué? ¿Por qué? Todas las posibilidades son reales. También la negativa redonda: no, en nadie, en nada, en el placer inmediato y tangible, tal vez.

Vivo en África, y la amo. Con todos sus defectos y potencialidades. En África se cree en Dios, el Ser, la Fuerza Vital. Después vinimos nosotros, los europeos listos y “desarrollados”, y trajimos el Evangelio de Jesús. Y seguimos aquí. Desde aquí “veo” Europa como una manzana podrida que se descompone lentamente. Su Mal es irreparable porque Europa ha renegado de Dios, de sus raíces cristianas. No quiso escuchar al anciano sabio y Santo, Juan Pablo, y no llegó a ser verdaderamente “Unión” europea, porque sencillamente se negó a reconocer sus valores profundos, sus orígenes: la fe en el Dios y Padre de Jesús. Se aferró a sus intereses inmediatos, egoístas, el crecimiento económico con una gran dosis de individualismo.  Y así, Europa, es la gran apóstata de nuestro planeta. Su dios es La Democracia. La amo también, y me duele Europa. Sé que la fe auténtica pervive, a pesar de todo, en ella. Tal vez está necesitada de persecución, del despojo de lo material, de salir del aburrimiento.

¿Y en África? Nuestra gente habla de Dios, reza a Dios, pone en sus pequeños comercios el nombre de Dios… ¿hay, por ello, FE? Por lo menos no hay rechazo de la fe. El pueblo busca su identidad, los extranjeros les traemos… sí, la fe, pero con demasiadas cosas. Demasiadas cosas adheridas a la fe, materialismo y consumismo. Y el pueblo sigue buscando… la Verdad.

América, Asia, Oceanía… Oh! Nuestro planeta… ¿Estás secularizado? ¿Crees en el verdadero, en el único Dios? ¿Crees en algo? Pienso que sí, esa inmensa y tan hermosa pluralidad…

Me pregunto si mi visión es demasiado derrotista. Me consuela Jesús porque él también, un buen día, se preguntaba si, al volver, encontraría fe en la tierra. Y, además, ese mensaje de cuaresma que nos llega de Francisco y que nos trae a la memoria su Palabra: “…será tanto el mal, que se enfriará la caridad de la mayor parte de los hombres…”.

Sea como sea, por encima de todo, DIOS ES, y basta. Él está ahí, Él misericordia, estabilidad, paciencia, amor infinito. Él sigue amando tanto este mundo… y, al final, todo estará bien. CREO. ¡Ven, Señor Jesús!

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