Pilar Martín Peña: Educadores al estilo de Jesús

Hay muchas formas de vivir. Cada uno elige la suya y a ella adapta cuanto decide hace y soñar. Se puede optar entre engordar nuestro ego a cada paso o vivir haciendo de la actitud de servicio un estado del alma. Este es, como educadores, el estilo que nos ofrece Jesús en el Evangelio. La pregunta es: ¿qué deseamos compartir? Seamos maestros y profesores en permanente salida de nosotros mismos y ofreciendo, a la vez, aquello que vivimos y llevamos dentro. Esto será lo que marque la diferencia y dé sentido a lo que damos, pero también a lo que recibimos de nuestros alumnos.

Hay múltiples y válidas formas de educar. Podemos comprobar a cada paso, como educadores, que no se puede dar sin recibir, entrar dentro de nosotros mismos sin haber salido primero de aquello que nos ata las manos y el alma como  profesionales de la enseñanza.

Podemos enseñar muchos conocimientos pero, mejor aún, optar por el reto permanente de convertir a nuestros estudiantes en protagonistas y artesanos de su propio proceso de enseñanza –aprendizaje.

Podemos enriquecer sus vidas con el saber y la sabiduría, valiosas en sí mismas, pero también hacer las cosas de tal manera que en nuestros alumnos se descubran y despierten posibilidades infinitas de apertura a los demás que traspasan las aulas de clase. Abrámosles los ojos a tantas necesidades humanas más allá de los libros. Retémosles a hacer de sus vidas el voluntariado de la servicialidad y la riqueza de vivir compartiendo, no desde lo grande y lo que brilla, sino desde abajo y desde atrás, haciendo posible una vida llena de felicidad y sentido… Todo ello reflejado a través de cuanto preparemos y programemos. Humanicemos cuanto hagamos con calidad, al estilo de Jesús y Madre Alberta.

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