‘Sing Street’: regreso a la fantasía

imagen de la película 'Sing Street'

Dublín, años 80. El adolescente Conor, en plena recesión económica y divorcio de sus padres, intenta conquistar a la modelo Raphina y la invita a ser la estrella de los videoclips de una banda que aún tiene que formar. Tras Begin Again, ambientada en la megaciudad Nueva York, John Carney regresa con Sing Street al entorno que mejor conoce y que ya protagonizó su primera película, Once. Entre radicales cambios de peluquería, vestuario y maquillaje, música de Duran Duran y The Cure, estupendos temas originales -injustamente ignorados por los Óscar-, esta nueva pieza es todo un ejercicio de nostalgia. Y Carney vuelve a demostrar que pocos cineastas consiguen capturar la magia de crear música tan bien como él.

“El amor es feliz-triste”, le llega a decir Raphina a Conor, término que se convierte en una constante a lo largo del filme. Bajo la dulce capa de pop ochentero subyacen problemas reales: matrimonios rotos, crisis, alcoholismo, violencia… Con el nacimiento del videoclip como envoltorio, una paleta de colores naturales y sueños en formato scope, la nueva entrega de Carney juega a lo feliz-triste, a lo fantástico-real, a lo inverosímil-verosímil. Sing Street devuelve a su director y a su espectador, ambos deseosos por cumplir sus fantasías adolescentes, a la inocencia de la juventud, el lugar ideal para creer en lo improbable. Y ser feliz. (O feliz-triste).

Título: ‘Sing Street’. Director y guión: John Carney. Intérpetes: Ferdia Walsh-Peelo, Lucy Boynton, Jack Reynor, Aidan Gille. Año: 2016. Duración: 105 minutos. País: Irlanda. Género: Comedia, drama, musical.

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