Tiempo de oportunidades

Fotografía de la directora de Mater Purissima, Xiskya Valladares, rpQue vivimos un momento histórico de crisis económica, ya nadie lo niega. Que el paro juvenil es escandaloso tampoco lo discute nadie. Que los casos de corrupción están a la orden del día, tampoco es novedad. Pero ¿qué nos ha llevado a todo esto? y ¿qué hacemos nosotros mientras tanto?

Las crisis económicas suelen derivar de crisis de valores. Cuando se roba a la viuda, se pierde la misericordia, se estafa a los pobres, y se pisotea a los débiles, por ley natural la economía se descompensa y se acentúan las diferencias sociales. Algunos valores como la justicia, el esfuerzo, el compromiso y la solidaridad, escasean. Y el valor añadido de la persona pasa a ser precisamente la posesión de éstos.

En este número de la revista, el secretario general de Cáritas nos explica muy bien que toda ayuda es poca en estos momentos. Y las numerosas y creativas actividades ingeniadas en nuestros centros para fomentar la solidaridad son buena señal. Pero aún queremos ir más allá: solidaridad no es sólo dar limosna (dinero), es también dar nuestro tiempo y poner todos nuestros dones al servicio de los que lo necesitan. Por eso, ahí tenemos Deja Huella, movimiento surgido en La Pureza de América y estrenándose recientemente en algunos centros de España con plena vigencia y urgencia.

¿Pero qué pasa con nuestros jóvenes exalumnos? ¿Les ha ayudado La Pureza a vivir todo esto? Hemos podido entrevistar a cinco de distintos puntos geográficos y nos confirman que su valor añadido en el mercado laboral han sido los valores recibidos en nuestros colegios. Hoy que los estudios están al alcance de la mayoría, ellos destacan no sólo por su calidad profesional, sino por su calidad humana. Y es para alegrarnos.

Porque no es fácil luchar contra corriente. En el día a día muchas veces ni se valora. Pero a la larga los frutos son claros. Lo sembrado llega un día en que germina y brota.
Más que de tiempos de crisis hablemos de tiempo de oportunidades: para rehumanizarnos, para hacernos más solidarios, más creativos, más auténticos, más cristianos. Una gran ocasión para sacar cada uno lo mejor de sí mismo, su auténtica valía.

Sin dudarlo, lo tenemos claro, como dijo Pere Casaldáliga: «Hay que dejar el pesimismo para tiempos mejores y el optimismo para los peores». Es nuestra hora, es nuestro tiempo.

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