Pablo Pineda: «Las personas con síndrome de Down podemos hacer una vida normal»

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Nació en Málaga, en 1975. Trabajó en el Ayuntamiento. Tiene dos carreras. Ha sido galardonado con la Concha de Plata al mejor actor en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián de 2009 por su participación en la película “Yo, también”, donde interpreta el papel de un licenciado universitario con Síndrome de Down. El principal objetivo de su vida es normalizar la situación de los síndrome de Down, además de obtener los mismos derechos que el resto de ciudadanos. «Somos personas normales», defiende.

Recientemente ha firmado un acuerdo de colaboración con la Fundación Adecco, para ser el portavoz de un mensaje sobre la necesaria integración laboral de las personas con cualquier discapacidad. Ha llegado por primera vez a Mallorca, apadrinado por Rafa Nadal como ponente del congreso “Lo que de verdad importa”. Estos congresos surgieron hace cuatro años, cuando María Franco, fundadora de ADEMÁS Proyectos Solidarios, encontró el diario personal de Nicholas Forstmann llamado “What really matters” en el que incluye las últimas reflexiones sobre su vida y las cosas que realmente importan.

Después de escuchar sus emocionantes palabras en su intervención en el congreso, Pablo Pineda nos atendió en medio del reclamo de mucho público, que quería felicitarle por su testimonio y por ser un ejemplo de admiración y de superación.

P.- ¿Sus padres le han tratado de manera diferente al resto de sus hermanos?
Mis padres no me dijeron nada, me trataban como a uno más, sin diferencias sobre el resto de mis hermanos. «Así se comienza la lucha, con esfuerzo y superación».

P.- ¿Cuándo se enteró de que tenía síndrome de Down?
Un profesor me preguntó un día: “¿Sabes que tienes síndrome de Down?” Entonces le contesté que sí pero en realidad, no tenía ni idea. El profesor se dio cuenta de que no sabía qué era eso y me lo explicó, empezó a hablarme de genes y cromosomas. Así pues, le pregunté si era tonto y si podría seguir estudiando. Él respondió que no lo era y que no habría problema en seguir estudiando. Desde ese momento, nunca más he pensado en mi condición.

P.- ¿Cómo fue su etapa en el colegio?
Durante el colegio todos mis compañeros me trataban como uno más, no había diferencias entre nosotros, no eran crueles. Para mí fue la mejor etapa de todas. El instituto fue diferente. Los chicos eran más crueles, no me hacían caso. Durante los patios me quedaba en clase con una compañera. Fue muy duro. En la Universidad las cosas cambiaron, me tuve que buscar la vida, al menos los alumnos sí me hablaban, pero no hice amigos, sino compañeros. Lo peor de todo ha sido tener que demostrar en cada momento que una persona con discapacidad puede estudiar igual que una persona normal.

P.- ¿Alguna vez pensó en tirar la toalla?
La verdad es que sí. Durante el BUP pensé en dejarlo debido a que estuve todo un curso solo, nadie me hablaba, estaba completamente solo y los profesores pensaban que yo no podía aprender. Ellos mismos no sabían cómo enseñarme. Yo no dije nada a mis padres, no quería preocuparles. Pero lo pasé muy mal, fue muy duro.

P.- Ser el primer europeo con síndrome de Down con dos carreras universitarias es todo un logro. ¿Qué dos carreras tiene?
Muchas gracias. Pues he estudiado Magisterio de Educación Especial y Psicopedagogía.

P.- ¿Le costó mucho sacarse las carreras?
Soy un chico muy inconformista. Siempre quiero más, nunca me doy por vencido ya que tengo un gran espíritu de lucha. Hay que ser optimistas, cualquiera puede enfrentarse a diferentes retos. Yo siempre me he sentido igual a los demás, es cierto que algunas cosas me han costado más que otras, pero siempre intento superarme.

P.- Tengo entendido que no le gusta la palabra discapacitado.
No, porque todos tenemos alguna discapacidad, algún sueño u objetivo inalcanzable.

P.- ¿Una persona con síndrome de Down puede tener amigos al igual que una persona normal?
Por supuesto que sí. Cuesta más, pero cabe recordar que las personas con síndrome de Down somos personas normales y corrientes. Por ejemplo, tengo a mi amigo Fernando, que es una gran persona y le tengo a mi lado desde que nos conocimos en la iglesia durante las clases de confirmación. Montamos una pandilla pero poco a poco nos fuimos dispersando. Él y yo somos los únicos que seguimos en contacto y tan unidos como en esa época.

P.- ¿Admira mucho a Fernando?
Sí, es un gran apoyo y un gran amigo. Siempre me acompaña allá donde voy.

P.- Veo que se emociona mucho.
La verdad es que soy muy sentimental, me emociono fácilmente. Muchas veces me pongo a llorar como una Magdalena, sobre todo, en los congresos.

P.- Los jóvenes le admiran mucho, le ven como un ejemplo a seguir.
Sí, no me puedo quejar, me tratan fenomenal. Son muy gratificantes para mí las muestras de cariño y admiración por parte de todos estos críos. Me gusta participar en este tipo de actos, puesto que aquí puedo compartir mis vivencias y experiencias con los jóvenes que asisten a las conferencias.

P.- ¿Cómo ve a los jóvenes de hoy en día?
Los jóvenes somos la piedra del futuro, por lo que tenemos que luchar contra las injusticias, unirnos y conseguirlo. Tenemos el poder. Juntos podemos hacer un mundo mucho mejor del actual y para ello, nos tenemos que esforzar por conseguirlo.

P.- ¿Qué opina de la sociedad?

La sociedad debe cambiar no sólo de mentalidad, sino también de actitud y de trato acerca de los Síndrome de Down.

P.- ¿Cuál es la mayor dificultad que encuentran los Síndrome de Down?
La mayor dificultad de todas es la incomprensión que sufrimos por parte de la sociedad. No entienden nuestras necesidades, preocupaciones, ni nuestros deseos. Nos ven muy diferentes a ellos pero en realidad, tenemos el mismo interior. Mi objetivo es que en un futuro nadie nos vea diferentes al resto, que nos acepten tal y como somos, personas normales y corrientes.

Entrevista realizada por Marina Berenguer, alumna de 2º del grado en Periodismo del CESAG. Publicada en la edición nº140 de Mater Purissima (JUNIO 2011).

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