La Iglesia en la crisis económica

Imagen del reportaje sobre Iglesia ante la crisis económica

La crisis por la que atraviesa el país ha hecho necesario buscar soluciones que contribuyan a la mejora de la calidad de vida de los mayores afectados. En este contexto, la Iglesia no se ha quedado de manos cruzadas y una vez más ha puesto toda su creatividad al servicio de los más pobres. Pureza de María de Valencia ha sido pionera en uno de los proyectos de ayuda a los más necesitados.

Hombre de edad media, doctor en Economía y parado. JM cena todos las noches en el comedor público de los Hermanos del Refugio que diariamente abren sus puertas a un centenar de personas. Este es un ejemplo más de una cruda realidad que ha aumentado últimamente en muchas ciudades a la par que ha crecido la tasa de paro en  España, alcanzando la cifra de 4.612.700 según los informes del último EPA correspondientes al primer trimestre de 2010.

La novedad no es que haya gente viviendo en la calle y comiendo todos los días en un comedor social, sino que en esa fila se encuentran economistas, médicos, profesionales de alta costura, y otro tipo de licenciados y doctores junto a los drogodependientes, alcohólicos, y personas que por condiciones más obvias, se han visto siempre excluidas socialmente.

En España existen entre 20.000 y 24.000 plazas de comedor para personas con pocos recursos económicos. «Sin este comedor yo ya habría muerto de hambre», afirma Ana María, una dominicana que en su país se dedicaba a la alta costura, se relacionaba con grandes políticos y artistas y que ahora comparte la misma suerte de todos los que esperan la fila para comer. Ella desayuna en el comedor del Ave María, cerca de la Plaza Jacinto Benavente (Madrid), come y se ducha en la Inmaculada, en General Martínez Campos,  y cena en la Hermandad del Refugio. Ana María vive en la calle. De vez en cuando le roban todo, por lo que todas sus pertenencias se reducen a una pequeña bolsa de plástico en la que lleva unos hilos para tejer adornos de ganchillo para las Hermanas del comedor donde come. Ana María lleva cinco años viviendo así y conoce muy bien todos los lugares donde pueden ayudarla. Mientras ella habla la fila crece sobre todo de hombres que se acercan con bolsas al hombro o a la mano, sin pronunciar ninguna palabra.  Al cabo de dos horas son más de un centenar.

Pureza de María del Grao (Valencia) creó una red para la acogida de inmigrantes. Se llaman Pureza Intercultural y  Solidaria. Su objetivo es ayudar al “arraigo” de todas las personas inmigrantes, especialmente los que lo tienen más difícil, a los más desfavorecidos, para que puedan integrarse y sentirse bien en esta sociedad. Comenzaron junto con otros religiosos repartiendo comida a los africanos que dormían en el río, cerca de la zona del Nuevo Centro de Valencia. Ahora, la policía los ha desalojado de ahí y se dedican a dar clases de castellano los sábados en los locales del colegio y quieren seguir con otros proyectos de formación como serían clases de valenciano, de informática, etc.

Conocen a los que ayudan y también ofrecen asesoría jurídica en momentos de dificultad por causa de su situación de “sin papeles”. Entre los voluntarios hay de todo: abogados, profesores, alumnos de bachillerato, universitarios, religiosas, padres y madres de familia, y los mismos africanos y de otros países  que se presentan ya como voluntarios para ayudar a otros que acaban de llegar.

En la portería del colegio tienen una hucha de donde sacan fondos para dar zumos y algún bollo a media mañana los sábados, para comprar algunos libros, diccionarios, y material escolar. 

En otras ciudades españolas, también son religiosos los que están al frente de centros de ayuda para personas necesitadas, con servicios tan variados como los de gabinete psicológico, talleres, centros de día, duchas, acogidas, comedores públicos, etc. 

 

Algunos de ellos reciben subvenciones del gobierno, otros se sostienen únicamente con los donativos que realiza la gente. Las Misioneras de la Caridad por ejemplo, no tienen nunca ningún ingreso fijo. «Nunca sabemos cuántas personas vamos a tener para comer mañana, pero al final todos los que vienen tienen comida», explica una de las Misioneras de la Caridad del comedor público de la Avenida de Segovia (Madrid).

La solidaridad también aumenta en tiempos de crisis. En enero de 2009 un donante anónimo dio 100.000 euros a los comedores de la diócesis de Madrid.

La historia demuestra que no sólo se dispara la solidaridad, también la creatividad. Nuevas formas de ayuda han surgido, como los llamados «bocadillos solidarios» que ya son famosos en el centro de Madrid. Este proyecto, iniciado en 2003 por la ONG Servicio Civil Internacional, organiza, en su mayoría, a estudiantes universitarios y cualquier persona que se quiera unir, para repartir bocadillos por la calle. Ellos mismos los preparan con ingredientes de sus casas y recorren un itinerario circular dejando los bocadillos a los más necesitados que van encontrando. Con ello no pretenden únicamente alimentar sino también luchar contra la exclusión social de las personas sin hogar y sensibilizar a la sociedad contra esta dura realidad.

Una versión de estos «bocadillos solidarios» también se ha implantado ya en muchos centros de la Pureza. Los alumnos compran los bocadillos y el dinero es para los necesitados.

El número de personas que pide ayuda de alimentos se disparó un 89,6% en el último año y Cáritas atendió un 36,2% más de personas que el año anterior, según el último Informe del Observatorio de la realidad de Cáritas Española correspondiente (diciembre 2009). Pasó de haber atendido a 400.000 personas en 2007 a 800.000 personas en 2009. Las necesidades más demandadas han sido, en este orden: alimentación (58%), vivienda (45%), empleo, acompañamiento sobre asuntos legales de extranjería y apoyo psicológico. El perfil de personas que se acercan a pedir ayuda ha cambiado. Se acercan jóvenes parados en busca de su primer empleo, familias jóvenes (20-40 años) con niños pequeños, parados recientes que están a punto de perder las prestaciones por desempleo, mujeres solas con cargas familiares, hombres solos de más de 45 años, mujeres mayores con pensiones no contributivas e inmigrantes en situación irregular.

Aunque, en general, los que acuden a solicitar ayuda son un 60% personas de otros países, cada vez se dan más casos de españoles que se suman a las filas de los que esperan para comer.

Cáritas Europa reclamó a los ministros de Asuntos Exteriores de la UE, que se reunieron el 10 y 11 de mayo 2010, que cumplan sus compromisos en la lucha contra la pobreza, enmarcados en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). A pesar de que faltan cinco años para que expire el plazo marcado en los ODM y de que el grado de éxitos alcanzados es muy desigual y aún queda mucho por hacer, Cáritas Europa cree que aún es posible cumplir los compromisos adquiridos. Por ello, esta organización ha enviado una carta a los gobiernos de la UE en la que les traslada recomendaciones para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Este reportaje de Xiskya Valladares se públicó en la edición nº137 de la revista Mater Purissima (JUNIO 2010).

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