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Alberta Giménez&la ecología

La palabra «ecología», ciertamente, no formaba parte del vocabulario de Alberta Giménez. No era, por aquel entonces, una palabra de moda, como  sucede hoy. El Papa Francisco ha contribuido a ello con su reciente encíclica Laudato Si. De hecho, ha conseguido sacar a la luz el significado más profundo que el término encierra. En concreto, Francisco recoge la auténtica preocupación ecológica en cuatro ideas (ver infografía adjunta). Desde niña, Alberta se acostumbra a dejarse impactar por la belleza de los paisajes. Ese respeto y admiración por el mundo natural la acompañará a lo largo de su vida.Ante un eclipse, siente cómo «la naturaleza entera
se conmueve» y no duda en suspender clases para que nadie se pierda el espectáculo. Dice «gozar lo indecible» con los grandes fenómenos naturales, pues le ayudan a comprender lo pequeño que, en el fondo, es el hombre.  De la conciencia de saberse criatura, nace el valor y respeto que otorga a cada ser vivo, y muy especialmente a cada persona. De Dios aprende a tratar a los pequeños como «tiernas plantas», que requieren constante atención, y en ello fundamentará poco a poco su pedagogía. Siente en sus entrañas el clamor de la tierra cuando le falta el agua que le hace fértil. «Todo se resiente de la sequía». Comprende que si la tierra sufre, el pueblo sufre.
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